Lentamente mientras el adversario agonizaba bajo su arma, con mucho cuidado preparó el rito para desollarlo, no existe nada más delicado de la piel, pero en su pueblo no existe nada más valioso que la piel o los ojos del adversario, los ojos.
Tomaron al derrotado guerrero de los brazos entre Temotzin y Ueman, Tlazohtzin le sopló lentamente en el lomo y luego haciendo un corte vertical a lo largo de su columna vertebral. Entre los dos primeros hombres jalan con fuerza y el cuerpo se queda sin piel.
La piel es secada y algunos meses después Tlazohtzin finalmente puede vestir la piel de su adversario más digno.
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