Sunday, September 17, 2006
El funcionamiento de su cabeza era muy simple, se guiaba totalmente por colores y solo los que la conocían bien entendían ese funcionamiento casi casi infantil. En casa, una tarde el rojo y el negro que siempre habían sido sus colores favoritos inundaban la sala. La luz irradiaba de la pantalla que Jero estaba mirando. Un personajillo siempre fijo en la esquina inferior izquierda… Irremediable, como los animalillos de su casa a la fuente de todos esos colores… el corazón tapizado de rojo y negro, tapiz de Akatzuki.
Lo mira entrar con ese porte simple y estilizado porque su cuerpo es delgado, el torax muy alargado y bonito. Gorrito que centra la atención en sus ojos, y contrario a lo que él piensa, el negro, tan simple no lo oculta ni lo hace pasar desapercibido, si ese fuera el caso tendría que usar algo muy estampado, distrae del rostro, en cambio, en ese mar negro en el que esta envuelto su cuerpo la hermosura de su cara es la protagonista, cara llena de gestos rasgados que nunca había visto, una belleza tan peculiar. Razgos como dibujados con la finura de la caligrafía y la palidez de una perla. En este instante a mi corazón que estaba forrado de rojo y negro, se le cayeron los tapices y se quedó desnudo
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